aún llueve ligeramente
los animales arrinconados en este valle
abrimos la boca para remojar la lengua
la lavamos de humo de comida de alcoholes
la ejercitamos limpia y armamos
pequeños puzzles con los dibujitos
con lo que se ha leído
con lo que sale a flote
desde Simbad hasta Papel de diario
y aparecen: alma, no me digas nada
que hay golpes tan fuertes (yo lo sé)
en el medio del camino de nuestra vida
que es el río que lleva,
canta, oh Musa, la cólera del pelado Anguila
pienso en el gusano, en las hienas de mi carne
que respiramos y dejamos de respirar
en este que es el callejón de las ratas
hipócrita escritor, que te las das de lector
(o viceversa)
y fue entonces cuando la senté en mis rodillas
y estaba súper gorda por lo que me dolieron las cañuelas
y entonces sucedió que me cansé de ser hombre
y decidí subirme caradura a la montaña rusa
luego vi que sólo tendría piedras
aunque porque escriba esté aquí
siendo un pequeño dios flacuchento
truculento.
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