con las uñas negras de tinta
sucias de tierra y tiza
teñidas con barba de palo
limpias después de la brisa
me he sentado a teclear un rato
sobre lo que en la cocina sucede
es el agua sobre el fuego que ebulle
mezclando oxígeno y café
torrentoso como una sangre
cayendo por los vericuetos de una arteria
el agua hierve y su gorgoteo nos quema
desde la distancia breve de un muro
la música me salva desde la casetera
flotando como las imágenes modélicas
‘estereotipas’ de los humos sabrosos
que hasta nuestras fosas llegan
la música se mezcla con el olor del café
entrecruzados ambos sin que yo los vea
he apagado el gas, el fuego, a la cafetera
y ella no ha dicho nada muda en su temperatura
solo ha exhalado su vapor de nube
y se ha esfumado ante mi vista
mimetizada con el propio habla
mimetizada con las propias uñas.
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